Acá en Guatemala pasan muchas cosas y estos días no han sido la excepción, todo inicia con el asesinato de una persona (+ información), cosa que sucede a diario y que queda en el baúl de los recuerdos donde se revuelca con la impunidad. Pero todo dejó de transcurrir “normalmente” en esta violenta sociedad.
¿Cuál es la diferencia? Un mal-logrado video, ensayado a ratos, fingido en breves segundos y posiblemente con entrelineado de auxilio, que únicamente alguien muy cercano al que ahora muchos y muchas llevan en hombros, podría captar. Porque los elementos son de secuestro de Medio Oriente y de escenas del crimen tan caricaturezcas como las del Agente 86, que no se terminan de entender.
Sé que puede ser muy apresuradas mis ideas y ciertas conclusiones, pero cuando se está amenazado u amenazada no se sale a ejercitar en bicicleta; cuando se tiene un caso, investigado y bien fundamentado se denuncia no se deja para la memoria histórica; y finalmente, cuando se sabe que algo malo va a pasar y más si se está tan empoderado, en un status quo como el de él se acciona, no se escapa como ratón encandilado.
Realmente, las ópticas son millones, conste que no defiendo al gobierno, sencillamente se debe tratar de englobar todas las posibilidades, desde que el gobierno lo ha asesinado y tuvo que hacer su videito; hasta que alguien más lo obligó a señalar en medio de la oscuridad a terceros o simplemente como también lo pensé, de ardido quiere mover un tanto el piso. Para luego cerrar con broche de oro, que muy claramente lo promueve en sus imágenes, engatusar a la población para pasar entonces a enfilar la lista de martires, que ahora no solo son de estudiantes y sociedad civil sino ahora de la oligarquía y anexos.
Mientras tanto, en la ciudad que llueve a cantaros de injusticia y se llena de charcos de pantallas distractoras para hacernos voltear a lo que no es, seguimos acá, viendo una y otra vez el video, ignorando tanto campo pagado de “exigencias” de todos los sectores, enterándonos a través de rumores sobre posibles intervenciones a ese banco que tiene en sus arcas los centavos de tantos empleados y empleadas que reciben esa limosna llamada sueldo y que únicamente les alcanza para alimentar el deseo y un par de sueños, a un solo color.
¿Cuál es la diferencia? Un mal-logrado video, ensayado a ratos, fingido en breves segundos y posiblemente con entrelineado de auxilio, que únicamente alguien muy cercano al que ahora muchos y muchas llevan en hombros, podría captar. Porque los elementos son de secuestro de Medio Oriente y de escenas del crimen tan caricaturezcas como las del Agente 86, que no se terminan de entender.
Sé que puede ser muy apresuradas mis ideas y ciertas conclusiones, pero cuando se está amenazado u amenazada no se sale a ejercitar en bicicleta; cuando se tiene un caso, investigado y bien fundamentado se denuncia no se deja para la memoria histórica; y finalmente, cuando se sabe que algo malo va a pasar y más si se está tan empoderado, en un status quo como el de él se acciona, no se escapa como ratón encandilado.
Realmente, las ópticas son millones, conste que no defiendo al gobierno, sencillamente se debe tratar de englobar todas las posibilidades, desde que el gobierno lo ha asesinado y tuvo que hacer su videito; hasta que alguien más lo obligó a señalar en medio de la oscuridad a terceros o simplemente como también lo pensé, de ardido quiere mover un tanto el piso. Para luego cerrar con broche de oro, que muy claramente lo promueve en sus imágenes, engatusar a la población para pasar entonces a enfilar la lista de martires, que ahora no solo son de estudiantes y sociedad civil sino ahora de la oligarquía y anexos.
Mientras tanto, en la ciudad que llueve a cantaros de injusticia y se llena de charcos de pantallas distractoras para hacernos voltear a lo que no es, seguimos acá, viendo una y otra vez el video, ignorando tanto campo pagado de “exigencias” de todos los sectores, enterándonos a través de rumores sobre posibles intervenciones a ese banco que tiene en sus arcas los centavos de tantos empleados y empleadas que reciben esa limosna llamada sueldo y que únicamente les alcanza para alimentar el deseo y un par de sueños, a un solo color.
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