lunes, 29 de octubre de 2012

Un día cualquiera

El viento se ausenta del horizonte.  Las partículas dejan de caer y se empujan para lograr moverse de la nada que las sostiene.  Los segundos pasan rompiendo las sábanas apestosas a sudor que se escurren por las orillas de la cama y caen al mar.  Vos te deshaces los nudos de la columna y yo unto lentamente la mantequilla a un resto de sueño duro que quedó sobre la mesa.

La luz se calienta antes de llegar al suelo.  El agua se templa y me invita a ir con ella.  Vos te negás a todo, decís palabras sueltas que suenan a una mala canción de la radio local.  El gato se pasea por la cabecera, balancea la cola, lame sus patas y con movimientos suaves se desliza sin hacer ruido.  Algo suena en la habitación de al lado, llevo días tratando de averiguar qué es.  Los agujeros de las paredes son diminutos no se logra ver más que colores mutilarse entre sí.

A veces tiembla, se raja el suelo y pequeños peces salen a la superficie.  Tengo botellas verdes llenas de ellos y cuando hace calor los dejo libres por la ventana para que se vuelvan arcoiris.  Creo que pasan los días, algunas noches nos cogemos sin ver y el resto simplemente me curo los ojos para un nuevo amanecer.

lunes, 22 de octubre de 2012

Borro datos de mi cabeza

Es mi plan para finalmente morir.  Es como retroceder de a pocos, un puro acto suicida, evitándome el dolor o por lo menos ese impacto que deja sin respiración.  Antes creía que era mala memoria pero luego de analizarme llegue a la conclusión que es el puro hecho de irme reduciendo.

Todo empezó con hechos aislados, ciertos números por ejemplo.  Los nombres de las personas fue mi gran avance, éso implicaba olvidar también sus historias.  Las caras se volvieron una gama de siluetas como de red social sin actualizar, todos y todas sin rasgos.  Únicamente contar con esa primera impresión que se da sin avisar me es suficiente y si no me gusta a los días sé que será borrada de mi memoria.  Así avanzo, depurando ciertos pasados, sacando algunos fantasmas que me habitan y dándome la libertad de poder reinventarme con tinta china y un poco de acetona de limón.  Los recuerdos que no logro borrar son las canciones tengo una repisa llena y no es que no me guste la música pero recordar la letra de Arjona o Five, no es que me orgullezca.  Mientras tanto allí están listas para salir y hacer el show respectivo.    

Aun me encuentro en "fase de perfeccionamiento", corregir esos errores de eliminar cosas/personas con sentido que me producen cierto placer.  Hay mañanas que dudo qué día es, qué actividades debo realizar o tan simple, qué helado prefiero.  Quiero borrar-me lo sé pero bajo un proceso lento y controlado, no amanecer sin saber con quién jodidos duermo.  Llevo una ficha técnica de mi escencia permanente para evitar ser otra persona con la gente que me rodea y por otra parte, ir eliminando esos tics que tanto me desagradan de mi.  Fue así como logré aceptar "la ignorancia funcional" de tanta gente y la mia por supuesto.

He cometido errores en este proceso, algunos todavía los lloro y para reparar-me me hice un rebobinado sin mucho éxito.   Cuando me vuelve el sentimiento me detengo, respiro y trato de olvidar el justo momento en que la borré.  Sin mucho pensarlo y bajo efectos de euforia lo hice.  Borré de mi mente esa valentía que me corría por las venas y me hacía moverme hacía la utopía dibujada.

Hoy lo demás no importa y cada día es menos.  Lo borraré.

lunes, 15 de octubre de 2012

Al Azar

El pago por adelantado empuja los vidrios, las puertas y hace danzar a las cortinas.  Inmóvil en una cama de libros con letras robadas que forman adoquines y construyen órdenes inalcanzables que causan cierto dolor de oídos.  "Tic, Toc, toc", suena la madera cocida, la lluvia que hace lagunas en los pasillos del hospital de mi conciencia difuminada.

El Señor Banda sigue en la esquina deseando que el tráfico de miradas se detenga para lanzarle una moneda oxidada que le aminore las pesadillas por lo menos antes que vuelva el sol a rajarle la piel.  Nadie para y yo sigo tirando la moneda al infinito esperando que salga tu promesa.

lunes, 8 de octubre de 2012

Por la tarde

Bajo los vidrios y la música se confabula a mi encuentro, la calle es ancha, los autos se cierran y yo juego con ellos entre malabares y monólogos con vos que me salís del pecho con el color sin nombre y con tanta euforia.  No espero nada, bueno para que mentir sigo sintiendo esa gana del golpe certero, único y sacarte para que todo sea blanco, como lo he deseado.

El cielo se ve hermoso, siempre me lo decís, esa gana tuya de jugar con las nubes y hacer bandas de músicos que sacan acordes de espuma y arcoiris.  Los anuncios se vuelven una masa en tonos escamosos, los sé de memoria y hago adivinanzas de cuál será el siguiente.  La música se repite como un rezo en misa que no se calla y que nadie duda, la diferencia es que acá se siente y mueve hasta los riñones.  A breves lapsos suelto los brazos, recuerdo algún mal verso y me prometo que lo voy a recordar, sin éxito alguno, dejado a la orilla del pavimiento. 

lunes, 1 de octubre de 2012

Negociaciones al despertar

Antes de abrir los ojos por las mañanas sostengo una plática con mis demonios.  Ésos que a lo largo de la historia colectiva se han introducido en mi subconciente, uno que otro adquirido por las malas prácticas y pues porque negarlo resultado de mis propias decisiones.  Habitan en el fondo de mi, conocen esos lados débiles de mis sentimientos y ganas de seguir.  Por las noches se reunen a tomar café instantáneo para pensar en qué momento venir y hacerme dudar.  Sus tácticas se reducen a volverme más realista, un tanto más calculadora y mecánica en mis acciones frente a los/as demás.  Son una exquisités de coquetería, es la pura verdad.

Luego de "negociar" y urgar de cierta forma en sus planes, respiro profundo, trato de alzar los brazos y despertar a la esperanza.  Aquella que vive momentos callada con los ojos llorosos y que buena parte de su existencia ha pasado en rehabilitación, librándose de batallas de vida y las que ocurren a diario a mi alrededor.  Los cuatro elementos la sanan, la vibra que entra por la ventana la energizan para meterse al agua fría y ruega que los sentimientos le reaccione junto a los sueños.

Ambas relaciones de una u otra forma nacieron de la utopía, se alimentan de ella a pocos y cuando tienen suerte algún acontecimiento llena mi cuerpo de figuras geométricas, colores, texturas y aromas que nos hacen flotar, es allí donde llega la tregua y esos universos que habitan en mi, forman un enorme círculo que sin tanta algarabía me sacan una sonrisa queda y me ayudan a desprenderme de las sábanas y salir a la calle con la música a todo volumen, deseándonos un día, no un mundo, un día bonito para todos y todas.