lunes, 24 de septiembre de 2012

Un grito

Los ciclos, aquellos que a la fuerza queremos mantener vigentes, aquellos que una y otra vez le apostamos tirando la moneda al aire.  Nos convertimos en médicos aprendices y románticos, aquellos que le dan respiración al cadáver y que no paran de darle masajes al corazón, creyéndose ese cuento que talvez no fue el último latir.  

Todo da inicio con un grito y así deben de terminar, a pesar que nos neguemos a darlo y lo envolvamos en sentimientos de esperanza, los reforcemos con ilusiones y si es posible, lo guardemos lejos de la racionalidad para entonces volverlo un nudo imposible de sacar en la garganta que nos hace un ahogo permanente y seguramente con cualquier canción cursi, los ojos se nos aguaden para empezar a llorar donde sea. Buscamos cómo mentirnos, caminamos diciéndonos que es lo mejor y si es posible cuando tomamos valor, lo compartimos para que alguien más nos valide y termine dándonos la razón.  

Así pasamos como nómadas de anhelo, vagabundeando por las calles desiertas, aunque demos miles de vueltas, que sólo conducen al grito.  Ese grito atorado, que coagula la vida, nos llena los aparadores de desamor y finalmente, nos hace metemos al elevador, sin saber qué botón oprimir.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Promesa de Seda

Escuchar el piano.  Quedarte callada durante esos minutos.  Darle paso a los recuerdos que bailan tango pegados a las paredes, más de alguno se acerca y te acaricia el rostro.  Vos sonreís y sin dudarlo le guiñas el ojo lleno de complicidad que los hacés vibrar.

Todo se pierde con tanta intensión que ya no se extraña.  La ducha mantiene tibia la tina con flores de seda y las velas iluminan las esquinas.  La habitación es una enorme fiesta.  El tiempo espera afuera, sin carcomer las paredes, pega el oído a la puerta para ver si escucha su nombre y vos lo dejás entrar un rato.  Tu poesía pasada de moda la dejaste como comida para pájaros.  Las imágenes sueltas pasan por la pantalla del televisor roto que volviste un buró precioso para guardar frascos de tinta china.  

Así pasan los días hasta que el piano se canse mientras tanto en la última repisa cerca de la ventana en una botella cuadrada aun con restos de jamaica con anís hace unas noches bajo besos de cartón me hiciste entrar, prometiéndome que pronto romperías el hechizo y el diablo finalmente me devolvería a vos.  Tal como lo soñaste.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Método para disecar

Gota tras gota caen al suelo.  Situaciones que no podemos controlar nos llevan la mirada al suelo, esperando que "ese algo" ocurra entre movimientos desiguales de los brazos y los pensamientos tratan de tranquilizar la respiración.

La reja cierra la vitrina, nos aparta de aquello que nos hizo aplaudir y de cierta manera petrificar ese momento en nuestra memoria.  Ruedas y ruedas de gente me cubren, con música suave y con ese sonido que ahora me tiene tan enamorada desde estas últimas semanas.  El óceano se encuentra lejos, la incertidumbre me hace recordarlo mientras juego con los pies las piedritas que se soltaron del pavimento y ahora rodan entre aquella masa de humo de tabaco mentolado y la espuma del aliento a vacío.  

Últimamente todo se trata de mi, ese tedio de pensarme de una forma sistemática, nos ha llevado acá, con un silencio que se cala y se trepa como enredadera de frutos secos luego del verano.  El olvido luego de tanto mencionarlo tomó sus maletas entre las bocinas de un día de quincena cubriéndose de esas gotas que caen al suelo, quietas con la acidez justa para carcomer, rodando desde el toldito del café donde pido el mismo líquido apestoso, tan sólo para recordar y así tener motivos para mitigar ese amor imaginario que me levanta por las mañanas.