jueves, 6 de septiembre de 2012

Método para disecar

Gota tras gota caen al suelo.  Situaciones que no podemos controlar nos llevan la mirada al suelo, esperando que "ese algo" ocurra entre movimientos desiguales de los brazos y los pensamientos tratan de tranquilizar la respiración.

La reja cierra la vitrina, nos aparta de aquello que nos hizo aplaudir y de cierta manera petrificar ese momento en nuestra memoria.  Ruedas y ruedas de gente me cubren, con música suave y con ese sonido que ahora me tiene tan enamorada desde estas últimas semanas.  El óceano se encuentra lejos, la incertidumbre me hace recordarlo mientras juego con los pies las piedritas que se soltaron del pavimento y ahora rodan entre aquella masa de humo de tabaco mentolado y la espuma del aliento a vacío.  

Últimamente todo se trata de mi, ese tedio de pensarme de una forma sistemática, nos ha llevado acá, con un silencio que se cala y se trepa como enredadera de frutos secos luego del verano.  El olvido luego de tanto mencionarlo tomó sus maletas entre las bocinas de un día de quincena cubriéndose de esas gotas que caen al suelo, quietas con la acidez justa para carcomer, rodando desde el toldito del café donde pido el mismo líquido apestoso, tan sólo para recordar y así tener motivos para mitigar ese amor imaginario que me levanta por las mañanas.

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