lunes, 30 de julio de 2012

Justo Ayer

Crujen los picos de los pájaros.  La atmósfera con restos de tierra se cuela a través de las ramas de los árboles.  Miles de riachuelos reclaman un espacio, son aquellos que se fugaron del sunidero y terminaron rompiendo raíces para abrirse paso entre la maleza.  Las plantas sin quejarse se hidratan de todo, la nada les cae bien y las excita a multiplicarse sin censura en el lugar.

Las mariposas no podían faltar, las ranas usan de trinchera las hojas caídas aun verdes, aquellos peces unícolores divierten con piedrecitas verdes, sin saber que son tan valiosas donde todo ha sido mutilado.  Arañas bajan con sutileza en sus hilos, otras simplemente abren las patas y en un único brinco se tiran la vacío para jugar con la quietud de las pozas azules que el río usa para descansar y dormir durante las noches.  

Los monos se vuelven arañas, los gusanos enormes, mariposas y un par de grillos sueñan con volverse ranas  para así dejar de ser presas de los camaleones y poder disfrutar del agua dulce que el río trae desde las alturas y las rocas escarchan con restos de oxígeno puro.  Miles de lunas se citan en el lugar, ayudan a las manadas a seguir las rutas de migración y el sol las obliga a partir, muchas de ellas se resisten a ser presas fáciles del que todo lo pinta y conserva en frascos de cristal.

Justo ayer mientras los árboles inventaban el viento para refrescar a la comunidad y un par de felinos aprendían a trepar, se escucharon el crujir de las ramas, una voz fuerte silenció el lugar, venía de alguien ajeno, quien rompió el aire, con la palabra:  Explotación.


lunes, 23 de julio de 2012

Siembras al viento

Miles de pequeñas grietas me llenan las manos.  Cayos sobre cayos han crecido en los contornos de las muñecas.  Las uñas son un viejo recuerdo de blancura, ahora son astillas afiladas.  La piel me sabe a arena y sudor de sol.  Todo se ha curtido, engrosado y los dedos se han vuelto madera irrompible que con facilidad parte, teje y arrastra.

El viento no perdona, últimamente nos ha venido cobrando todo aquello que llevamos quebrando al pasar de los años.  Pocas lluvias y cuando llueve cae como manantial de acidez sobre las siembras, borra todo, y si todavía queda un poco de fuerza, empezamos de nuevo en el mismo sitio o simplemente nos encerramos en galeras para la ocasión y luchamos por aquella oportunidad de utopía rifada entre un millón.

Hoy antes del alba, en el silencio exterior, mientras conversaba con mis manos, supe que era el final.  Olvidando todo, sin poner mucha atención, arranque los retratos y con una fuerza inexplicable empecé hacer tiras de mis recuerdos, las paredes se hicieron cerillos y los muebles quedaron volcados, como cadáveres oxidados, y aquella vieja compañía, finalmente se había marchado de mi habitación.

En ese momento fui realmente feliz, el viento me llevó lejos, curándome las manos heridas y dándome semillas para empezar de nuevo.  Lejos, donde ahora pinto paisajes.

lunes, 16 de julio de 2012

Deuda Nocturna

Esa noche se despertó.  Tratando de recordar lo que había vivido o soñado, esa confusión de no saber que sucedió le aceleraba aun más las pulsaciones y el sofoco le crispaba la piel, sin quererse mover empezó a revisar la habitación, sentía como que un tornado había entrado en medio de la noche a la habitación.

La puerta estaba cerrada, con el seguro puesto y cada uno de los papeles de recordatorios estaban pegados en su sitio.   Los afiches palorosa con frases dulces que tenía desde niña estaban colgados entre tarjetas de aniversario, cumpleaños y esas fechas especiales, que se guardan con tanta gana.  El guardarropa intacto, cada una de las blusas en perfecto estado, ordenadas por tonalidades y combinadas de cierta manera con los pantalones y faldas colgadas al lado.  Ella sabía que la perfección del ordenamiento era una de sus debilidades, cosa que se repitió en ese instante de revisión.  La maqueta de collares y aretes seguía bien colocada.  El computador aun con la pantalla encendida y las esencias de orquídeas bien guardadas en las repisas de la pared.  Todo estaba en su lugar, tenía un mapa completo y todo respondía a éste. 

lunes, 9 de julio de 2012

Ensayo de Oratoria


Aquí, allá, en cualquier lugar, pero sé que fue en caminos de piedrín y luces neon.  Llevaba años sin pensar en ese escenario tan extraño, donde no se llega a ninguna parte pero los colores son hermosos, tan lindos que se sienten como besos robados e inesperados.   Ya los pasillos se ensancharon y el viaje terminó en paralelo entre ruido y gritos del próximo pasaje al punto de partida para el resto.

Lo tengo todo tan presente, con tanta frescura que sé que la sonrisa no me logró salir y hoy no es la excepción.  Sólo escucho todavía el sonido del ventilador, el aire que empuja todo y las preguntas que se enredan en los aparadores de pan de queso y voces que ofrecen curas, frescura y precios en plena prostitución.  Las ideas que ahora tengo sobre aquello siguen siendo iguales, me sorprendo frente al espejo, repitiéndomelas como ensayo de oratoria, es la nueva terapia que alguien por allí me aconsejó.  Enumerarlas sin parar en un orden establecido y si me pongo retadora, aleatoriamente para probar mi determinación sobre éstas, y que hice finalmente realidad luego de varios intentos.

Aquellos tiempos, lo digo sin vergüenza pero tampoco con juicio o anhelo.  Todo ese recuerdo suena como aquella canción en medio de una audiencia ausente y un par que por pura morbosidad saturaron con imágenes el salón.  La guitarra suena, lo demás se anuló y con esfuerzo salieron versos robados, palabras comerciales y nervios que se quedaron pegados en mis pies y me tomaron con todas las ganas y fuerza que quise.  Esa noche trajo tantas cosas invisibles, tantas cosas que luego se tuvieron que vender en la calle principal del mercado en un día cualquiera.

Hoy el recuerdo se disuelve, mis ensayos diarios lo provocan y los gritos de lo que fue melodía, lo cortaron en finas tiras que ahora se enredan en el alumbrado público y etiquetan esas mañas que se mandaron hacer para la ocasión.

lunes, 2 de julio de 2012

Sin Luz

Miles de brillantinas pegadas en las paredes.  Besos tejidos cubrían la cama.  Las cortinas sin moverse a pesar de la tormenta que caí y se quedó fuera.  Las lámparas no respondían, todas las baterías habían sido hechas maceteros para flores de octubre. 

La música sonaba sola, sin letra, lenta y con un poquito más de piano.  Sin tregua el incienso seguía haciendo su lucha de llenar la atmósfera de su pobre aroma.  Las hojas de la planta que me ve, habían dejado de sonreir y sólo me veían de reojo a la distancia.  Yo recostada en el sillón, esperando que las fotografías se cayeran de las paredes, el techo volara y vos me dejaras de comer los labios con tanta desesperación.  

Todo se ha vuelvo infinito e incambiante, me gana el sueño y cuando despierto todo vuelve a pasar sin ningún cambio, a pesar que me resista, te mienta y trate de huir.  Vuelvo al sillón, entre la planta, las fotografías y tu desesperación atroz.