lunes, 18 de junio de 2012

Sábanas Grises

Ese fenómeno de la duda, esa situación donde nos vemos vulnerables, el contexto se diluye en partes y a pesar del tiempo seguimos apostándole a algo lejano e imaginario, que muchas veces nos da leves toques de felicidad.

Amaneció, según dice el despertador y los rayos hirientes del sol que traspasa las cortinas.  Entre las sábanas, recuerdos, dudas y yo hemos tratado de organizarnos para poder convivir en ese resto de colchón hecho barca para el verano, y un techo cuando hace frío y la vecina no termina de aullar en el tejado.  Entre quejas y ofrecimientos los recuerdos me tratan de reenamorar, las sábanas aun tibias y con aromas robados me aseguran que allí nada malo ocurrirá, todo se confabula, menos las dudas.  

Depende la ocasión las transformo en collares, pulseras, un par de aretes o simplemente, con un lindo traje me acompañan, son esas líneas de autocensura que muchas veces me inducen, seducen y ¡por qué no! provocan.  Sé que un día cualquier tendré que abandonarlas dentro de alguna encomienda, como antes lo he hecho, cada una tiene su razón y es allí donde las remito, para salvarme de culpas o sencillamente abrir espacio en el colchón para nuevos romances pasajeros, mutilar recuerdos y ayudar a que las sábanas no apesten.

Todo se vuelve gris, la trama, la muerte, las sábanas, los recuerdos, pero sobre todo la compañía y el resto de encomiendas que llenan mi lista de pendientes.  Y así pasamos las noches, con amantes y odiadas dudas que nos conforman y divierten, como nena en carrusel, ¡o mejor aun! como la frase justa que endulza el café de la mañana.  Sí, así.

lunes, 11 de junio de 2012

Levedad

Bajo la nota más alta que aquella voz logró expulsar de la garganta, el agua se reprimió, la gente en cámara lenta nos quedamos sin quedarnos en el mismo lugar.  La vibración fue suave, lenta y bajo una especie de sueño colectivo, soltamos los brazos y sin decirnos nada, de nuestro cuerpos salieron umbrales multicolores.

Nos cubrimos, sin maldad, siguiendo el sonido afinado y único que venía de la estructura metálica y llena de texturas infinitas.   Sin vernos avanzamos, sin tocarnos caminamos y sin conocernos fuimos una sola masa detonante de energía y éxtasis.  Los sentidos no necesitaron basura prefabricada, los sentimientos nos tomaron sin mediar palabra y con los ojos llenos de lucidez, flotamos lejos de los cuerpos a los que estábamos condenados.

La voz se intensificó, sin respiro generaba matices dulces y tonos fuertes que nos impulsaban a través del viento, la luz nos giraba de un lado a otro, entre risas y cosquillas, nuestras miradas se cruzaban con cierta felicidad, aquella que sólo la complicidad puede provocar.  Llenos de ese amor de pensarnos lejos y sintiéndonos finalmente libres, explotamos, en partículas disolventes para mezclarnos con el agua, que volvió por la masa multicolor.

La voz no dejó de sonar, hasta que la tierra se había abonado, con todo lo que dejamos atrás.

miércoles, 6 de junio de 2012

Receta Médica

Los días pasan, trato de contarlos con tiza en las paredes, las cortinas las abro y cierro por pura inercia, la comida al despertar está servida en el mismo sitio y mi ropa va cambiando cuando menos lo espero.  Tomar una taza de café,  lanzar al viento un poco de humo mestizo y entre pláticas avanzar en el día dentro una ventana.  La cama tibia, las sábanas como remolinos y la luz apagada desde hace días.  Le tengo miedo a la realidad, entre cuatro paredes y un pequeño balcón me archivé.

Las gotas se deslizan rapidamente por los bordes, se cuelan para ser motín de las pequeñas grietas de los árboles, cada una de ellas llega al final para estallar en los ramilletes de hojas intensas que cantan canciones de escarabajos y un par de mitos urbanos que la gente piensa que existen al final del callejón.  La neblina con pequeños ganchos de ropa la coloqué, cubriéndome desde dentro y poniendo la heladez como centro de mis pensamientos.  

Los sentimientos a veces, me acosejaron, necesitan un poco de ventilación, lejos de éso que los provoca y sin tanto cuidado ser expuestos a bajas temperaturas.  Los discursos se acabaron.  Mis sesiones de monólogos con vos los he filmado para verlos una y otra vez.  La recopilación de mis memorias han quedado en el olvido junto con ellas.  Ahora sólo he decidido buscar un nuevo pasatiempo, convertirme en una super vengadora y en el tiempo libre, terminar de pintar las paredes de mi memoria, creo que ya es hora de modernizar las paredes blancas que tanto me ahogan.  

En el momento justo, vos abrís la puerta, sin verme me acaricias, sonrio como adolecente enamorada y un silencio tibio me hace pensar que me amás.  Luego de un par de minutos, la realidad me despierta para darme la mala noticia, que todo lo anterior fue un estúpido sueño, sin causas aparentes, me dijo el doctor.  

Salgo con una receta médica en la mano y un litro de agua ardiente para bajar la tensión.

lunes, 4 de junio de 2012

En el centro de la ciudad

Quedado, todo quedado.  El teléfono suena como un panal en medio del verano, cubierto de la nada de un bosque cualquiera.  A veces me sonrojo, cuando pienso en aquello y el resto, solamente me guardo las manos en los bolsillos llenos de retazos de cinta de aislar y ese par de colillas de cigarro que nos debemos, aun.

Situaciones complejas y con lados no convexos pero bien lisos, casi suaves que dan ganas tirarse de un par de brinquitos de espaldas, para así poder bien la cara de la audiencia que se queda atrás, deseando tener algún día ese valor para hacerlo.  La bateria suena a la orilla, despacio y el cantautor de cuarta sigue jurando que sus canciones enamoran hasta a la señora que se guarda el amor para ella sola.  La oscuridad se congela, las nubes se untan como mantequilla, el agua como acción sin sentido, los faroles se caen por pocos en las aceras y desde las azoteas se llenan de pájaros que cazan corazones por encargo.  

Todo así queda, mientras a un lado, vos y yo nos comemos a besos, en las cornisas grafiteadas del centro de la ciudad a plena luz del día.