miércoles, 5 de marzo de 2008

Del otro lado: Me gustaría...

Que las noches dejen de ser tan acaloradas, que se pueda respirar sin dejar tanta tristeza cuando se moviliza en materia a trávez de esta caótica ciudad, donde el niño juega con la mano pegada a la nariz, porque el vicio no le deja y él ya es parte de él, pero son cosas, son cosas que afirmativamente no van a cambiar, por mucho que uno se ensañe y trate de generar, porque la cosa está podrida amiga, mejor amiga no, siento raro decirte eso, ni compañera porque esos tiempos de fusil y minas han acabado, sencillamente talvez nunca hayan existido y vivimos con la fumada de que sí, tal cual guerrillero chino en plena montaña en estos primeros años del siglo.


Pero eso es otra torrente que no nos conviene sumergirnos y menos cuando el cinturón nos queda tan chico de tanto sueño por realizar, porque asi se mueve la situación con ganas de todo y repudio de todo, con ganas de botarle la varda de la estúpidez tanto al vecino como a nosotros mismos, pero esa cobardía, esa cobardía como diría la canción...de mi amor por ella y asi sucede la dilusión de los temas a tratar son tan vanos que no nos alcazan las noches en tratar de generar, generar lo ya dicho y lo ya inventado tratandolo de rebajar con gotitas de agua azucarada que nos dan a punto de congelar.

Pero eso no nos incomoda, no nos incomoda...sencillamente porque tenemos tan aguados los ojos viendo al niño corretear y ver algo que ni la imaginación de él pueda crear sin la ayuda de esa basura que lo alimenta y cobija en lugar de las manos sinceras de otro humano, pero asi es la situación mientras el juega con sus amigos imaginarios, se pudre por dentro y sueña con que no tenga que ver jamás la realidad como la ven los demás.

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