lunes, 30 de julio de 2012

Justo Ayer

Crujen los picos de los pájaros.  La atmósfera con restos de tierra se cuela a través de las ramas de los árboles.  Miles de riachuelos reclaman un espacio, son aquellos que se fugaron del sunidero y terminaron rompiendo raíces para abrirse paso entre la maleza.  Las plantas sin quejarse se hidratan de todo, la nada les cae bien y las excita a multiplicarse sin censura en el lugar.

Las mariposas no podían faltar, las ranas usan de trinchera las hojas caídas aun verdes, aquellos peces unícolores divierten con piedrecitas verdes, sin saber que son tan valiosas donde todo ha sido mutilado.  Arañas bajan con sutileza en sus hilos, otras simplemente abren las patas y en un único brinco se tiran la vacío para jugar con la quietud de las pozas azules que el río usa para descansar y dormir durante las noches.  

Los monos se vuelven arañas, los gusanos enormes, mariposas y un par de grillos sueñan con volverse ranas  para así dejar de ser presas de los camaleones y poder disfrutar del agua dulce que el río trae desde las alturas y las rocas escarchan con restos de oxígeno puro.  Miles de lunas se citan en el lugar, ayudan a las manadas a seguir las rutas de migración y el sol las obliga a partir, muchas de ellas se resisten a ser presas fáciles del que todo lo pinta y conserva en frascos de cristal.

Justo ayer mientras los árboles inventaban el viento para refrescar a la comunidad y un par de felinos aprendían a trepar, se escucharon el crujir de las ramas, una voz fuerte silenció el lugar, venía de alguien ajeno, quien rompió el aire, con la palabra:  Explotación.


No hay comentarios: