martes, 24 de abril de 2012

Bajo cierta velocidad

Entre tierra árida, bajo árboles pastosos de secos, con ramas que resisten con la consigna de ser, estar y demostrar que la arena también es buena.  Unicolores, llenándose de oxígeno para producir algún color y no parecer un grumo entre las piedras y la soledad.

Nulos arbustos, ellos decidieron migrar, no se sabe dónde pero las promesas de los reptiles fue ir a buscar agua y despegarse del sol con sabor a destierro.  Pedazos de paredes sin anuncios fragmentan el paisaje, bardas sin sentido marcan territorios y un par de familias se cubren del sol con la indiferencia que dejó de permeables los discursos de politiquería barata.

Los kilómetros infinitos, mixtos y compartidos entre chatarra, mercancía y personas que buscamos algo, que sabemos no está en nuestro destino de hoy.  Ése que se quedo pegado con un imán de recuerdo de algún viaje ajeno, en el refrigerador.  Todo pasa, todo nos traspasa.

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