miércoles, 16 de diciembre de 2009

Mein Fuhrer

Imagen: google.com

Dentro del famoso "paneo" de canales, un día cualquiera, de esos que seguramente no se me antojaba salir, encontré una película un tanto vieja, pero que me había quedado pendiente por ver, una de las tantas en honor a Hitler. Mi instinto me hizo dudar, pero mi aburrimiento pudo más. La historia un tanto diferente, donde muestran a Hitler, más suavizado, llevándolo a la línea delgada de ridiculizarlo, poniéndolo como un ser minimizado y demasiado ingenuo, para mi gusto, donde carece entonces de conexión con ese ser moustroso que la historia cuenta.

Fue entonces que, mientras veía la película trate de contextualizarla y me imaginé a Ríos Montt, en el tiempo que se encontraba en el poder, sin fuerzas para tan siquiera formular un "usted papá, usted mamá", donde el miedo lo llevara a negarse a salir a las calles triunfante y lleno de júbilo. Donde sus lacayos militares los espiaran hasta dormido, le negaran un vehículo y le contrataran a actor teatral indígena para que le quitara el miedo escénico y pudiera entonces pronunciar un par de palabras sin que la depresión lo pusiera afónico.

Y así pasó la hora y treinta minutos de la película, bastante chusca y con leves intentos de provocarme una sonrisa, donde Hitler/Ríos Montt fueron mal tallados y poco aceptables dentro de mi memoria. Al cambiar de canal, pensé: ¿por qué me cuesta tanto ver y/o cambiar de opinión sobre los y las demás?, aunque sea en un simple juego.


1 comentario:

GavilaSavilaMavila dijo...

Pfff...me encanta cuando hay una cadena de eventos que encajan y coinciden en el tiempo! Hasta hoy veo tu post...ayer vimos la peli y hoy sale lo del libro!