Luego de leer algunas columnas de opinión, el analizar ciertas "verdades" y otras verdades que se plantean, me bajo un rato de esos sueños políticos que me provocan euforía y llego acá. A que la sociedad impera violencia, expira más desigualdad y está en un camino estrecho, de terrasería y muy lejos de esa autopista de desarrollo integral como la que a leves suspiros algunos países de Latinoamérica viven. Porque actualmente la corrupción gobierna, con el discurso de solidaridad y el eslogan de "socialdemocracia" que la llevó como virgen en plena Semana Santa al centro de la ciudad.
Donde la izquierda, mi idealizada izquierda, asegura tener puestos claves para abrir espacios y aprovechar la coyuntura, ja, esa coyuntura que sirve de cortina de humo, donde el mal llamado crímen organizado es el patito feo responsable hasta de que el Puente Belice esté a punto de colapsar y es anunciado cada año con vaticinios tan certeros como "la Sele" en plena copa. Porque políticamente nos hemos aferrado a sueños de socialismo radical, a cambios drásticos mientras en la praxis ni siquiera un gradual es aceptado, porque con esta cruda realidad, esta euforía de consumo y el lujo ya de subsistir, plantea a miles de kilómetros luz, un proceso de desarrollo de todo tipo y el más preocupante es, el de ideas.
Porque posiblemente existen muchos tipos y más importantes, pero a mi parecer son las ideas, esas ideas frescas, puntuales, sanas y reales, reales sobre todo, luego de varios años de conflicto declarado y en bandos señalados, las ideas han sido desaparecidas, se han ido como antes lo dije tras las esperanzas y sueños de muchos y muchas compañeras que vivían más que comprometidas. No quiero decir que no haya compromiso, sino el contexto nos empuja a mecanizar y nefastamente a pensar mientras dormimos, porque ése es el único chance que el sistema nos deja en paz y pues a ratos hablarlo dentro de los mismos bares con la misma gente sobre ese mundo de claveles, banderas rojas y libertad.
Y como diría Eduardo Galeano,
Donde la izquierda, mi idealizada izquierda, asegura tener puestos claves para abrir espacios y aprovechar la coyuntura, ja, esa coyuntura que sirve de cortina de humo, donde el mal llamado crímen organizado es el patito feo responsable hasta de que el Puente Belice esté a punto de colapsar y es anunciado cada año con vaticinios tan certeros como "la Sele" en plena copa. Porque políticamente nos hemos aferrado a sueños de socialismo radical, a cambios drásticos mientras en la praxis ni siquiera un gradual es aceptado, porque con esta cruda realidad, esta euforía de consumo y el lujo ya de subsistir, plantea a miles de kilómetros luz, un proceso de desarrollo de todo tipo y el más preocupante es, el de ideas.
Porque posiblemente existen muchos tipos y más importantes, pero a mi parecer son las ideas, esas ideas frescas, puntuales, sanas y reales, reales sobre todo, luego de varios años de conflicto declarado y en bandos señalados, las ideas han sido desaparecidas, se han ido como antes lo dije tras las esperanzas y sueños de muchos y muchas compañeras que vivían más que comprometidas. No quiero decir que no haya compromiso, sino el contexto nos empuja a mecanizar y nefastamente a pensar mientras dormimos, porque ése es el único chance que el sistema nos deja en paz y pues a ratos hablarlo dentro de los mismos bares con la misma gente sobre ese mundo de claveles, banderas rojas y libertad.
Y como diría Eduardo Galeano,
¡Proletariados del mundo unámonos!
(último aviso)
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Imagen: google.com
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