La colectividad en equidad está a 15 cm. de distancia

Según estudios el tamaño promedio del pene es de apróximadanete 15 cm. de largo cuando está erecto y la profundidad de una vagina osila entre 10 y 12 cms. Simbólicamente para mi, esta es la distancia que existe en poder tan siquiera acariciar una sociedad equitativa en oportunidades y relaciones interpersonales. Porque para muchos y muchas, estas medidas son traducidas en patrones, estereotipos y comportamientos, alimentándose constantemente por la religión, relaciones interpersonales de poder y validaciones con los círculos inmediatos. Para entonces, ser incorporadas en todas las relaciones, a todo nivel y en una forma constante, produciendo una cadena de exclusiones violentas, maquilladas con concepciones ridículas y arrastrándonos a tener que elegir a convivir con este caos, a pesar que nuestra propia piel e instinto nos dicte otra cosa. Prácticamente dejar de ser corazón y pasar a ser tan racional.

Porque los círculos de poder ya están establecidos, las rutinas dictadas y las soluciones impuestas, donde no dan chance a los cambios, donde el humano se acomoda y su fantasía se vuelve real mientras habla de ese dios imaginario, para caer a ser incoherentes, patéticos y construyendo cercos de 15 cms. Y como siempre, me surgen miles de cuestionantes...¿debemos continuar utilizando juicios de valor en nuestro cotidiano? ¿nuestra concepción de relacionarnos está tan viciada que no vemos más allá? ¿en qué momento pasamos a ser tan individualistas a pesar de ser sociales por naturaleza? ¿qué tanto tenemos que hacer para ser visibilizados y aceptados? y a los creyentes ¿por qué no seguir la "ley de dios" sobre amarás a tu prójimo como a ti mismo?.

Sólo espero que algún día dejemos de ser tan transversales y marginales en nuestras acciones, para poder quitar la distancia que nos hacen y nos hacemos constantemente, para asi vincular, crecer, incluir y reconstruir la manera de relacionarnos con los y las demás. Proceso que sea generado por elección y voluntad, no porque la violencia ha llegado ha movernos, produciéndonos malas gomas morales.

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