jueves, 5 de enero de 2012

Una noche sí, las otras a veces

Mientras vos jugabas con la energía eléctrica y te empecinabas en llenar la habitación de luz.  Tratando al mismo tiempo de encontrar tejidos de algodón que me cubrieran el cuerpo, en el vestidor de disfraces infantiles.  La habitación se dibujaba con la sombra de la lámpara, que se balanceaba de un lado a otro por el frío, trayendo a las almas del infinito a este mundo terrenal. 

Donde a ratos te desesperaban los silvidos que salían por la ventana a otras ventanas para hacer cosquillas y recordar.  Mientras el interruptor te jugaba malas bromas, y los juegos prohibidos se despegaban de las paredes.  Se escuchaba el ruido de un par de gatos que se tiraban del tejado al vacío por problemas económicos.  Los recuerdos de la otra habitación llamaban a la puerta, sin que vos los pudíeras escuchar.  La ausencia de la luna te helaba provocando que la luz se te escurriera de las manos.

Mientras todo éso sucedía, yo lloraba bajo las sábanas a tu lado, fingiendo que era un sueño hecho hipo que me lo provocaba.

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