Mi cuerpo se mueve, sin deseos de controlarlo, mi mente vuela, los ojos sobran y las manos buscan a los astros que cubren el universo. Las nubes me guían, mis pies flotan al ritmo de las notas musicales, con los bajos que desgarran desde adentro.
Parándome, lejos y con el viento estático, recordé y dí miles de vueltas en espiral, rompiéndome en moléculas y sonoros acordes, respondiendo a cada una de las letras y que sólo el corazón con dejos de taquicardía, avala. Las culpas se van, no hay tiempo sólo historias, que flotan y le dan sentido a la voz.
Esa voz que sube árboles, toca estrellas y sale de tu boca, muy cerca de mi, pegada a mi alma, que afirma lo que hoy quiero, con tu canción de agua tibia de manantial.
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