Sigo confirmando lo diverso que son los espacios urbanos y los comportamientos entre personas de un lugar a otro, a pesar que sean un par de kilómetros de distancia. Que las mejores casas son las de dos cuartos, calle estrecha, señoras en las ventanas platicando y niñ@s jugando en la calle, donde a pesar de tener las paredes llenas de pobreza, te ofrecen tantas cosas y enseñanzas.
Que el discurso nos chinga tanto, cayendo a la dinámina de pensar que don gobierno, haga todo, anulando la participación de la sociedad civil, que la mayoría sólo se queja y no hace nada; olvidándonos entonces, del impacto de nuestras acciones hacia afuera, que lamentablemente todo lo vemos como una carga, siendo nuestra obligación moral y humanitaria, ésa que únicamente sacamos a pasear en pláticas de sobremesa.
Y pues que todo me parece tan bizarro, confuso y frustrante en algunos casos, situaciones que nos invita a seguir acá, justo a pocos metros de un piche agujero que ruje en silencio. Para entonces continuar, esperando que no llueva más tristeza y angustia, para que pronto salga el sol.
Imagen: google.com
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