jueves, 28 de enero de 2010

Fin de año - Fin de Enero

Permanentemente estoy pensando que la vida se va en un segundo, que cada instante es único y perfecto (aunque no terminemos de reconocerlo, años después) y seguramente todos y todas pensamos que un día estamos y otro no, la muerte juega a las escondidas y de vez en cuando nos pilla sin tanto aviso.

Llevo o llevaba, (realmente no sé como conjugar los verbos, si en pasado nostálgico o presente anhelo, claro que antes hubiera sido un vago presente), varios años de mantener una relación de compañerismo-paternal, esas relaciones extrañamente entabladas y contadas para mi, en mi ámbito laboral, miles de paseos al interior, comidas improvisadas y noches de pláticas, me llevaron a entablar una relación, sana y sincera con Mauricio. Un señor bastante pícaro, mujeriego, con olor a tabaco viejo, un diente quebrado y con el mapa de Guatemala entre los dedos, ganado a pulso por su trabajo de toda la vida, como piloto.

No había lugar que no conociera, carretera que no haya recorrido y miles de historias en cada rincón, realmente es/era todo un personaje. Recuerdo las tardes de cigarros con sabor a insecticida, sentados en la entrada de la bodega, junto a un gato con un ojo picado y pelo electrizado, cuando me hablaba de esas aventuras que les ocurrían; me enseñaba el funcionamiento de los motores y mecánica; miles de consejos y tips de viajero; y sin pedirlo, me llevaba con toda la gana alguna fruta o algún dulce, luego de regresar de comisión.

Quién me lo iba a decir y seguramente no le iba a creer, el habernos deseado feliz año 2010, que en pleno 31 de diciembre, marcara mi número, sencillamente porque: ...somos compañeros, nena y nos recordamos con tanto cariño, a pesar de la distancia y vida.

Y así es, hasta siempre, Mauricio!
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Gracias, por la enseñanza de vida, práctica y dejarme pasear por su realidad.

1 comentario:

GavilaSavilaMavila dijo...

El cariño y los recuerdos trascienden y superan a la materia!!