La realidad impregnada de muerte, a veces la veo tan cotidiana y a veces me pega al punto medular del corazón. Donde la muerte me hace un leve coqueteo desde el otro lado de la calle, donde su frialdad me seduce y me hace pensar que talvez un día me escriba con esas invitaciones que una no puede negarse.
Hoy nuevamente utilizó una interventora, dándome un leve aviso de que todavía está circulando por las mismas coordenandas. Lo que no sé es si sólo está paseando o quieren que nos reunamos por un café o seamos un tanto más atrevidas y la cerveza replete la mesa.
Realmente he hecho miles de veces, ese ejercicio sin sentido, de imaginar un día ya no estar acá y pues, qué pasaran con todos esos procesos, amores, relaciones, deseos y sueños sin una conclusión final, más que un abrupto corte, donde dejaré a la deriva muchas cosas a otras personas y donde miles de preguntas impregnaran las paredes y posiblemente la respuesta era tan simple como: Sí, si quiero.
1 comentario:
Pfff..qué fuerte...se me erizó la piel! A tod@s nos toma por sorpresa!
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