viernes, 22 de noviembre de 2013

Dejar de cojear

Volvemos con el común consuelo de que "no todo sale como quisiéramos", hacemos ese ejercicio mental de conformismo con leves pincelazos de resignación engañosa que al final termina en una frustración inmedible porque ni para esas proporciones podemos ser capaces de hacerlo.

Creamos una escena tan difícil de montar en la vida real que sólo en nuestra cabeza es posible actuar, le sumamos elementos imposibles de palpar pero fáciles de nombrar y en ocasiones hasta bailar con ellos.  Porque así vamos dándole largos chupones al cigarro, sonando el mismo drama y utilizado el mismo cuadro para vivir una y otra vez lo que no salió, según nuestros deseos.

El tiempo juega un papel importante en todo, a pesar que es el menos incluído en todo el caos que nos armanos, únicamente sirve para ser el villano de la película y tratamos a como dé lugar en acorralarnos  con el pobre que ni ha sido invitado para cenar.   Y así vamos dándonos fuerte por la cara si tenemos suerte porque otras veces el mismo mundo nos pega de a pocos y con cierta furia.



Cojiando de las manos, cojiando de la mirada, cojiando de un pie y el resto por no decir, siempre, de los sentimientos.  ¡Sí! De esas cositas que nos dan la energía para levantarnos, de esas chispas que aunque las demos por sentadas funcionan no por si solas sino por lo que cada uno/a les alimenta.  Pero como es de esperarse le tiramos migajas, hacemos todo tipo de maquillajes y montamos un festín a los mounstros que se llaman miedos para terminar desvinculándonos del ser y estar de un manera armónica.

Entonces llegamos como la dinámica del perro persiguiéndose la cola, en círculos y enojándonos con nadie más que con uno/a misma, culpando hasta al sol y llevándonos lejos de lo importante, los sentimientos y las ganas de ya no cojear.  Suena fácil la solución, tan fácil como la canción de moda que seguramente se odia pero la sabemos de todas formas, el detalle es relajar los hombros, soltar los puños y darse cuenta que se puede estar en "un mejor sitio".

No pretendo evangelizar, convencer tan solo provocar algo que haga movernos hacia donde deseamos estar aunque duela, aunque cueste, aunque no sea mañana en la mañana o no lo veamos pero sepamos que estamos haciendo esa diferencia para no cojear más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

y como chucha dejo de cojear!!!