Cuando la cristalidad golpea la orilla, podría verse como un acto natural o como un hecho violento de la fuerza contra lo estático. Cada lectura dependerá de quien se pose en la orilla, desnude los pies y sin dudarlo sumerja éstos al agua helada y dulce sin espuma con ritmo que viene hacia las comisuras de la piel.
Porque cualquier hora es buena para tomar café hervido.
Los pies sumergidos y la compañía silenciosa del ruido hecho ser. De nuevo el agua la llama para dejarse llevar y beber un tanto de ella. Sorbo a sorbo colando la fuerza por los dientes, refrescándose los ojos con la brisa y buscando la razón de por qué todo se mueve entre gigantes y partículas invisibles.
Adelantarse al futuro y jugar a sufrir.
Creer que es una mala idea pero de igual forma te plantas temprano luego del mejor desayuno de la semana y concluyes con lanzarte al primer carro que pasa por la autopista. Terminando entonces, en ser esa persona que le gana al futuro y el resto de desconocidos luego de un tiempo nombran como "el loco estúpido".
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