miércoles, 13 de abril de 2011

En el estanque

Coloco mis pies simétricamente, juntos y si es posible siguiendo la línea que marca la orilla.  Levanto los brazos, me estiro completamente, sintiendo como la columna vertebral se ajusta.  Siempre mantengo los ojos cerrados, muevo los brazos para ambos lados, sin separar los pies.  Doblo las rodillas, emitiendo un sonido como de reclamo.

Abro los pulmones y siento como el aire entra en un suave golpe a mi cuerpo; el cerebro bloquea cualquier pensamiento y mientras siento el enorme reflejo, de un solo brinco me sumerjo al agua fría y cristalina.  Me abrazo fuerte, abro de nuevo los pulmones y ahora con los ojos abiertos veo como suben el millón de burbujas que sacan mis poros.  

Con una sonrisa me empujo, saco el primer brazo para avanzar y sentir como el sol de verano me dora la piel, en cada movimiento.

2 comentarios:

GavilaSavilaMavila dijo...

:) qué buen hábito...liberador, verdad?

gimenamtes dijo...

Qué linda entrada! Muy buen ejercicio, saber que estás allí y eres un todo con el mundo.
Brillante.
Buena Vida Alheeee!!
Besitos