He pasado un par de horas, no del todo completas frente al computador, para tratar de describir lo que fue mi despegue reciente, a un mundo ya conocido bajo una percepción diferente de recuerdos, anécdotas y niñerías. Donde al tomar el volante luego de despertar del todo, me provocó una sensación un tanto diferente de esas curva de cinta asfaltica mal elaborada que cubren este planeta, donde sé que he pasado varias veces pero que ahora todo se ha vuelto tan nuevo y sorprendente. Porque en esta bitácora pienso darle ahora más valor a las sensaciones y dejar en pausa a las descripciones sobre la atmósfera y ubicación.
Luego de una semana de expedición, dedicada a Luv, que cada vez que me visita siembra una nueva plantita en mi jardín y retoza con mi compañero de formula, me reconfirma que su presencia me sienta muy bien, que todo es más suave, que mis mundos con su voz se llenan de frescura, que quiero seguir escuchando su risa entre juego y retozo porque se me hidrata el cuerpo y se me llena de energías el alma, para así seguirnos sintiendo en pleno sosiego y continuemos dando vueltas sin que se nos revuelva el estomago de malos empachos.
Y finalmente espero que este despegue allá sido tan bonito para Luv como para mi.
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