Las recorro, todas las noches. Esperando que a la vuelta de la esquina, caiga. El agua tibia me acalore y mis sueños se vuelvan espuma. Mientras el ahogo me toma, ruego que nadie aparezca, que los círculos no se escapen y mi mirada reine, tan lejos como las estrellas.
Siento los sonidos aislados de pianos pasados, fotografías en movimiento en una vieja ventana roja y varias caminatas entre callejones, espero perderme, volver en pedazos y seguir tejiendo, lejos de esa patética canción con la que me condenaste.
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