Como buena envelequera, he vuelto a leer ciertas noticias y sobre todo los distintos comentarios en las redes sociales, donde como siempre bajo un perfil frío y "controlado" por la inseguridad que nos prestan, decímos y arremetemos todos esos análisis y sentimientos que construimos en nuestra cabeza, pintados de esa gana que algún día podamos gritarlo en la calle, rompernos la ropa y derrocar a cuanto gobierno, institución, funcionario y/o funcionaria nos esté chingado la existencia. Porque a pesar que juremos y nos enorgullezcamos de la libre expresión, no es más que una cortina de humo para hacernos creer que somos "libres y soberan@s".
En una semana, se desempolvó la constitución, se abrió la biblia y tal cual Baldizón, andamos copiando textualmente lo que nuestro inmaduro y virgen sentimiento de ciudadanos y ciudadanas nos mueven a postear. Ya hablamos de política, se nos ha olvidado el fut, las novelas/series gringas, las borracheras, las botas de la fulana que no se quita ni para bañarse, el aumento de la gasolina, quién corto con quién, etc. sumergiéndonos de lleno a las noticias del acontecer electoral (ignorando todavía quiénes fueron electos y qué es la CC) y si nos ponemos chispudos y chispudas no nos perdemos ninguna entrevista, opinión, caricatura o mención de "Esa" que se quiere lanzar.
Pero a pesar de toda esa basura que alimenta las redes, las conversaciones y malforma posturas, me fascina y divierte ver este nuevo circo. Alimentándome de todos y todas. Desde el despertar de todas las capas sociales para participar positiva o negativamente en el proceso; ver como una mayoría mal que bien se siente atendida; donde el flujo de información está siendo comido día con día; pero sobre todo, que nos moleste/simpatice cualquiera le estamos dando seguimiento (despertamos, carajo!).
1 comentario:
estoy de acuerdo contigo.
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