No había mucha gente para ser la inauguración de un centro comercial tan grande, en medio de los tantos poderes financieros que existen en la ciudad, me encontraba allí en una plaza llena de corredores amplios y con muchos accesos. Sentada, en una silla tipo cafetería y una mesita coctelera, frente a él.
Donde esta vez no estabamos discutiendo, frente a una torre de pequeños panqueques con mermelada de fresa, hablabamos sin buscar agredir, hablabamos. Donde su imagen no había sido alterada por el tiempo, a pesar que ya habían pasado fácil 13 años sin cruzarnos, tenía los mismos ojos grandes color aceituna y el pelo negro oscuridad, la diferencia física era que en mi sí había pasado el tiempo. Ahora que lo pienso no recuerdo de lo que hablabamos, sólo de la sensación de estar frente a frente.
Me contaron que amanecí con una sonrisa, no la recuerdo pero sé que en mis sueños la tenía y no dudo haberla tenido, porque aún con sólo recordar ese capítulo vuelvo a sonreír, con una leve tristeza, de haber tenido en sueños la única charla con él.
Donde esta vez no estabamos discutiendo, frente a una torre de pequeños panqueques con mermelada de fresa, hablabamos sin buscar agredir, hablabamos. Donde su imagen no había sido alterada por el tiempo, a pesar que ya habían pasado fácil 13 años sin cruzarnos, tenía los mismos ojos grandes color aceituna y el pelo negro oscuridad, la diferencia física era que en mi sí había pasado el tiempo. Ahora que lo pienso no recuerdo de lo que hablabamos, sólo de la sensación de estar frente a frente.
Me contaron que amanecí con una sonrisa, no la recuerdo pero sé que en mis sueños la tenía y no dudo haberla tenido, porque aún con sólo recordar ese capítulo vuelvo a sonreír, con una leve tristeza, de haber tenido en sueños la única charla con él.
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