Es como cuando se acaban las aves durante el verano, me dijiste. El cielo sabe intenso, antes era a dulce pero creo que luego de tanto viento tiene un toque de sal de las orillas de los ríos que se mezclan con el mar durante los días que la gente olvida la playa y se dedica a comprar tiempo para soñar.
Sería mentirte que todo marcha mal porque a pesar de todo el olvido me lleva con una sonrisa estúpida. Abro todas las tardes las cortinas para ver como se derrite el suelo en los bordes de las casitas en serie y bajo encargo llega el frío para hacer más distancia entre mis ganas y lo pactado.
Miles de cosas por quemar y algunas que talvez alguien las quiera para llenar su corazón. Barquitos de papel flotan por la sala, la música no para de sonaron y en una tabla de surf las velas iluminan el lugar. Pocas frases pendientes para explicar, monedas caen de golpe sobre la cama y las decisiones llegan de golpe a los ventanales.
Finalmente, el cuerpo duerme tibio y en una forma utópica, espero esas dos palabras suenen de verdad y yo diga con calma que sí.
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