Suena la bataca, una y otra vez. Los rótulos indicando precaución, llenan la vista y el resto del mundo no sabe porque tanta desigualdad, acá lejos de los medios y la globalización deforestadora, vivimos como recuerdos rotos, llenos de placebos fomentados.
La masa calla, nadie se anima a decir adiós y empezar en otro lugar lejos de tanto temblor y mantas con hilos sueltos. Así pasan los días esperando que el agua caliente no caiga del cielo, que nos reconozcamos y un día cualquiera, nos acompañemos con fuerza y resistencia.
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