Mi vida inició cuando mi madre me dijo que "no tenía porque, si no lo quería". Todas esas ideas sobre ser diferente y lo simple que se puede ser, entraron y posicionaron en mis pensamientos, discursos y vida, hasta hoy. A pesar que a ella misma, le constara y cuesta buena parte de tiempo, aceptarlo.
Las monjas hicieron su batalla, campal y con refuerzos, sin ningún éxito. La sociedad, cuando tuve conciencia de ella, había armado con una serie de represiones que me empezaron a moldear de una u otra forma, matizando lo que dentro de mi había dejado ser y me hacía sonreír. Las amistades mutaron a algo coyuntural y distante, forma que me agrada. Las relaciones amorosas, algunas buenas, otras estereotipadas y un par, que gracias a las diosas me libré; y porque negarlo, también se libraron de mis malas formas de relacionarme, y que hasta la fecha ciertos tics me acompañan.
Y así pasaron los años, gentes, libros, canciones, sabores y ese puñado de sentimientos repelidos que he guardado al fondo de mi racionalidad y cubiertos con filtros de control y autocensura. Me he dedicado a divagar, hacer historias mal escritas en lugares pasajeros y provocado tornados internos. La vida sin tanto enamoramiento me ha tratado con cariño, el futuro no ha sido mi fijación y mis deseos se limitan a amanecer.
Hoy sigo sin pedir mucho, mi futuro mide dos cuartas y sé en cierta medida, qué es lo que quiero de mi. Así he pasado la vida, y hoy lo recuerdo al iniciar un serie de días más, que se llaman años. Salú pues, y a seguir sobreviviendo.
1 comentario:
Salú, por muchoas años más de sobrevivencia. [Me gusta]
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