Nuevamente dentro de las manchadas y descuidadas paredes de la clase, nos reunimos el mismo grupo, heterogéneo y tan diverso que es un constante reconocimiento y familiarización con los y las que interactuamos en ese espacio. Se hablaba de cambios radicales, de las desigualdades económicas, del plan explotador y explotado, y todas esas cosas que hacen esta sociedad sin equidad, masificada y antipática a muchas situaciones.
Algunos y algunas hablaron, expresando la necesidad de revolución, iniciar jornadas de educación, cambios ideológicos y en casos remotos tomar las armas y eliminar a esa minoría que nos ha llevado hasta donde estamos. Comentarios tan violentos como fusilamientos masivos, apelativos descalificativos de ignorancia sobre quienes conformamos este país y esa persepción aprendida de que "lo rural" es otro mundo, alejando a muchas cosas y conformado por un rebaño mezclado entre analfabetismo, enfermos y leprosos, que con una lámina, una bolsa o palabras de promesas se han conformado a la pobreza, el subdesarrollo y han sido despojados de sus pertenencias.